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El uso de Internet está transformando la manera en que funciona el cerebro


La manera en que las personas cada vez prestan más atención a múltiples estímulos, buscan datos en lugar de memorizarlos e interactúan con sus contactos en el mundo virtual son algunos de los efectos concretos que el uso de internet está generando a nivel cerebral.


Aunque su masificación comenzó a mediados de los 90, ha sido en los últimos años que la ciencia comenzó a analizar el impacto de la red en el funcionamiento del cerebro. "Hay cierta confusión, pues se cree que hay cambios físicos, pero la velocidad a la que cambia el cerebro es muy lenta. Pero sí ya hay cambios en la manera como funciona y se conecta", dice el doctor Pedro Maldonado, director del Departamento de Neurociencias de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.


Por ejemplo, el flujo ilimitado de mensajes y notificaciones que llegan a través de internet y sus múltiples usos y aplicaciones lleva a mantener una atención dividida constante que, luego, puede disminuir la capacidad para mantener la concentración en una sola tarea.

Así lo plantea el doctor Joseph Firth, de la Universidad de Sidney Occidental, en Australia, y uno de los autores de una amplia revisión de estudios sobre el tema, publicada en la revista World Psychiatry.


"Esta irrupción en nuestras vidas ha sido en muy poco tiempo, por lo que los efectos aún no han sido lo suficientemente evaluados en cuanto a su impacto en el funcionamiento de los cerebros humanos", precisa Firth.


En dicho trabajo, en el que también participaron científicos de la U. de Harvard, en EE.UU., así como del King's College de Londres y de las universidades de Oxford y de Manchester, todas del Reino Unido, se analizó el impacto en tres grandes áreas: la capacidad de atención y concentración, los procesos de memoria y la interacción social.


"Según la actividad en la que nos involucramos, determinadas conexiones cerebrales se van a reforzar y otras van a cambiar. Esto no es necesariamente malo, es una forma de adaptación y tiene que ver con la neuroplasticidad del cerebro", dice el doctor Maldonado.

Así como la posibilidad de realizar múltiples tareas en línea no mejora la capacidad de las personas para hacer lo mismo en otros ámbitos -más bien, puede facilitar su distracción-, la capacidad de memoria también está sufriendo transformaciones.


Mientras los actuales usuarios de la red pueden guardar contenido en internet, las generaciones anteriores habían tenido que almacenar los datos mentalmente. Este hecho puede proporcionar algunos beneficios, al permitirle al cerebro centrarse en otras tareas más demandantes intelectualmente.


"Dado que ahora tenemos la mayor parte de la información objetiva del mundo literalmente a nuestro alcance, esto parece tener el potencial de comenzar a cambiar las formas en que almacenamos, e incluso valoramos, los hechos y el conocimiento", dice Firth.

Las habilidades psicosociales son otra área que intriga a los expertos, sobre todo en su desarrollo a nivel infantil. "Los estudios más recientes muestran que los mundos sociales en línea son procesados por el cerebro de una manera similar a como se procesan las redes sociales en el mundo real", dice Firth. De todas formas, plantea que es importante garantizar que los niños no pierdan otras actividades de desarrollo cruciales, como la interacción social y el ejercicio, por pasar demasiado tiempo conectados a la red.


Para el doctor John Torous, de la U. de Harvard y coautor del trabajo, los hallazgos resaltan la necesidad de conocer más sobre el impacto del mundo digital en la salud cerebral. "Ciertamente hay beneficios nuevos y potenciales en algunos aspectos, pero debemos equilibrarlos con los riesgos potenciales".


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